oficio de suicidas
Encuentro entre los muchos libros que me ha facilitado mi amigo Abelardo Linares, uno de José Luis G. Martín: Treinta años de poesía española, donde apunta un comentario de José Mateos que me llama la atención: “ Hace tiempo que la sinceridad goza de muy mala reputación como valor estético”. Y a mí, que hoy salgo de trabajar con mordiscos en la lengua para no decir cuatro verdades porque me han dicho que “no sería correcto”, me derrota pensar que la sinceridad hoy en día y siempre, ha gozado de muy mala reputación como valor estético o cualquier otro valor, por mucho que hipócritamente se diga lo contrario. Pero bueno, después he seguido leyendo y me he animado con sus palabras. Sí, para este oficio lo importante es sentir, claro que… lo raro, por lo arriesgado, es hacerlo.
“un poema debe transmitir antes que nada sinceridad ……el juego entre el corazón y la inteligencia quede siempre en tablas. El primero nos da sus alas y la segunda sus pies de plomo”
José Mateos
en voz baja
En voz baja escribo para que no se asuste.
Se muestra ante mí desdibujado y tímido,
como si de un lánguido sueño despertase.
Me excita contemplarlo –él lo sabe– y tirano,
a duras penas me deja que lo haga.
Me incita a desear lo imposible y me arrastra
hasta hundirme en su fango. Lloro, y él se mofa
de mí, – bebería de sus labios y a un tiempo
le arrancaría los ojos– pues el cabrón,
juega insolente a desaparecer y yo,
de un extremo a otro de mí misma me someto
a perseguirlo: torturo palabras mientras
me como las uñas de los pies y al final,
cedida,bajo mis miedos corro a esconderme.
Se detiene entonces y me sonríe,
por un instante me eleva haciéndome creer
que rozo lo imposible y por temor a que se
ausente nuevamente, le prometo cumplir
sus condiciones:
–atarme los pies con cinta
de plomo y al cuello una cuerda de alas–.
Y así hago. Sobre la mesa, como en un potro
medieval, me estiro de tal modo para verle,
que mi pensamiento se luxa hasta encontrar
el equilibrio entre estas dos fuerzas, besando
el oscuro juego al que consciente me someto.
Y en tablas, mente y corazón, alas de plomo,
una lágrima de sangre me brota viva entre los dedos.
Y es en ese instante que pinto mi poema.

MAGNIFICO!!!
Fortísimo sentimentalmente
Me encanta tanto como me perturba.
exagerado…jeje, gracias, besitos.