diario tesis – diciembre 7

7 Dic

Ha venido un chico encantador a casa. Bueno ha venido, le he pedido yo que lo hiciera. Se me había fundido la bombilla de la lámpara que tengo encima de la mesa de la cocina, la que utilizo para estudiar. Es una lámpara de esas de barco antigua, con un grueso cristal con trama de alambre, pesado y complicado de quitar. Ha venido, es el chico que tiene una tienda de luz en la esquina de la manzana y al contarle mi problema, me dijo que se acercaría en cuanto cerrase la tienda. Ha venido pues, ha quitado el cristal y cambiado la bombilla. Por un instante nos hemos quedado los dos en silencio. Sobre la parte interior del cristal reposaba una libélula muerta. ¿Pobre insensata, cómo habría llegado hasta ahí? No alcanzábamos a imaginar cómo habría entrado, pero nos hemos fijado en unos agujeros que la lámpara tiene en la parte superior, que deben ser, según dijo él, para expulsar el calor de la bombilla. Es verdad, siempre hay una explicación para todo, -le dije. “O una salida, o una entrada…” Parecía que la libélula  estaba viva, con las alas intactas y sus enormes ojos abiertos. Salvo porque se notaba que estaba toda seca, podría creerse que echaría a volar en cualquier momento. Me ha dado pena tirarla. Cuando el chico ha terminado, mientras miraba detenidamente a la libélula a la que había dejado sobre mis papeles, se ha fijado en  las revistas antiguas que ocupan parte de la mesa, y  me ha preguntado con curiosidad en qué trabajaba. Le he dicho que trabajar para comer lo hacía en la enseñanza, y trabajar para vivir lo hacía entre estos libros y revistas. Con un gesto deliciosamente triste me ha dicho: –bueno, algo así hago yo, estudié  antropología, pero para alimentarme estoy en el negocio familiar, aunque tal vez así consiga darle claridad a mi pensamiento. Nos hemos reído y le he ofrecido un té.

Ahora que se ha marchado me he dado una ducha y con los pies aún resbalosos he salido corriendo a ver la libélula, esperaba que esta hubiera echado a  volar. Pero allí estaba, inmóvil, al calor de un puñado de  antiguos poemas.

libélula

     Yo te quería

He puesto en práctica tu teoría, esa,

que me rogabas entendiera en cada discusión,

seguro que habrás dicho:

                                           – ¿ahora, hija de puta?-

Sí. He puesto en práctica tu teoría

ahora, que nada queda entre nosotros,

quizás algo de música, unos libros…

Me decías,  que una mujer como yo

debía repartir su peso (y eso que apenas

son cincuenta), entre varios.

Uno, que rozara los hilos de mi mente,

otro, que alegrara mis almuerzos y

un tercero, imagino que eras tú,

que aplacara mis instintos, (nunca supe

si asesinos o sexuales o  para mí,

que pensabas que todos eran el mismo).

Así que, aunque la idea, la cepa

de tu razonamiento siempre se me antojó

algo oscura, como si esta fuera el kéfir

de un yogurt que no cuajara nunca, ya ves,

ahora sin ti ha funcionado.

¿Y sabes por qué ? ¿no lo imaginas?

Simplemente porque entonces tu teoría,

            – no, no voy a decirte lo que piensas-

es simplemente que  entonces tu teoría,

                                                                  –idiota-,

no era la mía.

                     

 

 

4 respuestas to “diario tesis – diciembre 7”

  1. Avatar de Å
    Å diciembre 8, 2013 a 12:26 #

    Qué bién escribes, joía! Lo de las teorías infalibles y ajenas lo conocemos muy bién, verdad querida?

  2. Avatar de E
    E diciembre 9, 2013 a 15:11 #

    Me ha venido a la cabeza, casi de manera instantánea, el siguiente poema de Charlotte Brontë, «Evening Solace», solo adjunto el principio y el final del mismo, que, desde que lo leyera- allá por los 90- no he podido olvidar.

    The human heart has hidden treasures,
    In secret kept, in silence sealed;–
    The thoughts, the hopes, the dreams, the pleasures,
    Whose charms were broken if revealed.
    And days may pass in gay confusion,
    And nights in rosy riot fly,
    While, lost in Fame’s or Wealth’s illusion,
    The memory of the Past may die.

    ———————————————————

    And it can dwell on moonlight glimmer,
    On evening shade and loneliness;
    And, while the sky grows dim and dimmer,
    Feel no untold and strange distress–
    Only a deeper impulse given
    By lonely hour and darkened room,
    To solemn thoughts that soar to heaven
    Seeking a life and world to come.

    • Avatar de chelinalcayde
      chelinalcayde diciembre 9, 2013 a 16:06 #

      Tan solo con tal evocación! Sí, guardan un parecido sabor, humildemente creo que sí. Cómo eres E, te quiero. Besos.

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