montarse en autobús

4 Mar

He hablado con mi hijo por teléfono. Parecerá una tontería comentar esto pero hablar con él es harto difícil y costoso, pues resulta que se ha ido a Australia a hacer un máster en inglés, que dicho sea de paso, creo, es la segunda razón de su viaje, pues para hablar inglés le comenté que con el mismo Londres ya le valdría y que para cortar el cordón umbilical también, que con eso de poner toda ese agua de por medio ya era, pero no, él me contestó sonriente que el cordón nuestro era algo así como la hebra de maría moco , y yo claro, sabía que tenía razón y además, lo había apoyado firmemente en su decisión, aunque por mucho que lo haya hecho no he dejado de cagarme en su madre, que soy yo, obviamente.

A lo que iba, me decía que me llamaba en cinco minutos, (esto fue comunicación vía whatsapp que no cuesta, ja, que no cuesta…) que volvía en autobús de surfear en no sé qué playa y yo contenta, estaba practicando (iba con una amiga australiana) el inglés, por tanto. Y esos cinco minutos se convirtieron en tres horas y media, aunque bien sabe todo el mundo que las distancias en ese continente son enormes, yo pues, tranquila, hasta que a la hora de acostarme, él amanece entonces, le envié un económico whats diciéndole que esperaba se hubiera bajado ya del autobús. Me llamó inmediatamente:

“-madre, que ahora te iba a llamar.
-hola mi vida, qué tal?
-genial , no paro.”

Y así una refrescante conversación madre-hijo. Nos despedimos con un te quiero y un cuídate y aseguramos el hablar por skype en cuanto le instalasen internet en el nuevo piso donde se acababa de mudar. Y yo me fui a lavarme los dientes con la sensación de haber estado durante unos minutos agarrada a una de esas asas de los autobuses antiguos donde conseguías mantenerte en tu sitio a costa de apoyarte con los codos en las espaldas de los demás. Como si de repente me hubiera bajado del vertiginoso autobús donde por unos instantes hubiera estado subida con mi hijo.
Todo se había parado, me comentó que su padre estaba en Zúrich esquiando, que había hablado con él en inglés, que se había enterado muy bien de todo (cosa que me alegró pues en español siempre se queja de que su padre no se entera de nada), y pensé no sé por qué asociación, que su padre andaba también metido en otro autobús, con alas, pero autobús. Y era yo la que sin haberme sacado el billete para circular en este siglo me encontraba fuera, sin licencia para moverme por esas vías aéreas, náuticas o terrestres por donde infinidad de autobuses circulaban.
Imaginaba un planeta galáctico lleno de mini autobuses con gente cargada dentro circulando a toda velocidad, autobuses como micro universos en los que  la gente se metía los codos unos a otros para mantenerse en equilibrio. Daba igual que fuera el autobús de una de esas películas sudamericanas donde una gallina se pasea por las cabezas de los pasajeros y las moscas se te posan en los ojos, como el autobús de una ciudad del norte de Europa, en la que  trajeados hombres grises aprietan sus mandíbulas gritando en silencio esperando cambiar de vestimenta en la estación más cercana, ponerse coloreados trajes de esquí y expulsar el aire contenido en los pulmones durante días de representación laboral.

Y allí abajo o arriba o sabe dios dónde estaba yo, fuera, fuera de no sé cuál autobús. Pero no me di pena, no, era simplemente una sensación extraña, entre alivio y pérdida, no sabía si alegrarme o desconfiar de ese sentimiento.
Podría estar volviéndome loca pero tampoco me alteraba mucho ese aspecto, pues veía al resto de las personas que me rodeaban deambular en diferentes autobuses como si de una película de dibujos animados se tratase, una galaxia con hilos brillantes de carreteras, o como el cerebro de un loco cuyas neuronas fueran autobuses cargados de hombres interconectados con otros autobuses-neuronas, donde un alzhéimer caprichoso los hiciera tanto desaparecer como tomar velocidades más allá de la luz.

Me fui a la cama preguntándome cuántas personas tendrían la misma sensación que yo aquella noche. Se me olvidó contarle a mi hijo que acaba de entregar la tesis. Tenía un jetlag autobusero de cojones.

10 respuestas to “montarse en autobús”

  1. Avatar de J
    J marzo 6, 2013 a 23:22 #

    Acabo de bajarme del autobús y solo comentar que me ha gustado.

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 10, 2013 a 12:40 #

      De cuál de ellos? Aunque puede que eso no importe, o sí?

  2. Avatar de A (no el australiano)
    A (no el australiano) marzo 8, 2013 a 18:11 #

    Anda que de saltarme el desayuno pendiente a meterme en tu ducha debe de haber un salto de dos pares de narices, no? Me gusta, aunque te advierto que últimamente estoy de agua hasta el gorro.

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 10, 2013 a 12:36 #

      Pues sí, pero yo hasta los cojones! con decirte que el viernes me encontré un sapito en la puerta del trabajo!(verídico, puedes preguntarle a Juanma el médico), y le di un beso, pero no pasó nada.

  3. Avatar de m
    m marzo 10, 2013 a 13:13 #

    Es la primera vez que uso un bloq ,qué bien escribes,es muy fácil leerte.
    Qué pena que me cueste tanto, creo que soy tan perezosa para esto que me da rabia… en fin somos como somos.Sigueeee, mmuuuac.

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 17, 2013 a 10:39 #

      Lo mejor es que somos como somos, así te quiero.

  4. Avatar de CrP
    CrP marzo 10, 2013 a 23:35 #

    Cuántas veces habré dicho ese «madre, ahora te iba a llamar», sin pensar, hasta ahora, que el tiempo para un hijo que está en el extranjero no es el mismo que para una madre que espera pacientemente una comunicación que confirme que todo va bien.

    Me pregunto si mi madre también se sentirá perdida en medio de alguna estación de autobuses.

    Creo que tengo una llamada que hacer.

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 17, 2013 a 10:52 #

      Haz esa llamada, pero no te preocupes por la estación en la que se encuentre tu madre, todos, todos nos sentimos perdidos en alguna que otra estación de vez en cuando. Tu madre sabrá coger el autobús que más le convenga cuando haya pasado el tiempo suficiente.Ya verás.

  5. Avatar de MD
    MD marzo 17, 2013 a 14:48 #

    Así es, el eterno intento de subirnos en ese autobús y hacernos sitio en el, aunque creo que el sitio ya lo tenemos, más bien es el que no nos bajen a medio camino

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 20, 2013 a 20:12 #

      eso! pero si nos bajan, como si nos bajamos porque ya nos han dado suficientes codazos, lo mejor es estar tranquilos en la estación hasta coger el autobús que verdaderamente nos guste, sea confortable, no? tu sabes, jeje.

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