la perfecta divorciada

2 Mar

El otro día celebramos el santo de mi abuela Luisa, es costumbre familiar reunirnos toda la familia para almorzar en su casa. Y cuando digo toda, es toda: abuelos, padres, hermanos, cuñados, hijos, nietos, sobrinos, primos, primos segundos, … (y aquí pongo puntos suspensivos porque todavía no me he enterado cómo se les llama por ejemplo, a los hijos de la nueva mujer de tu hermano: ¿“sobrinajos”? me suena al cuento de Cenicienta, igual todavía no se ha asignado un nombre para esta categoría familiar, lo consultaré). Bueno, pues eso, a mi abuela celebrar su santo le hace sentirse tremendamente feliz y se dedica a esperar tal acontecimiento con más expectativas que si fuera el día de Nochebuena. Y con esto no quiero decir que mi abuela no sea una persona religiosa, todo lo contrario, es devota de Fray Luis de León, al que tiene colgado en la entrada de su casa, el cuadro, claro, desde que le tocó en herencia de no sé qué tatarabuelo, que fue amigo de un tal jesuita al que le imprimió un libro por lo visto harto importante de este santo y como agradecimiento, se lo regaló. En aquel entonces la familia de mi abuela tenía una imprenta de renombre, pero poco a poco mis antepasados se fueron comiendo los escasos beneficios que daba y cuando se acabó el apoyo de los curas, ésta desapareció. Y mira por donde ahora a mi me ha dado por escribir sin tinta ni papel.

A lo que iba. Cuando terminó la dichosa celebración, se me planteó una interrogante provocada por la reiterada y típica pregunta que todo el mundo te hace tras unos meses de tu divorcio y que mi abuela, como siempre, me preguntó con tono de cura de confesionario en medio de la comida.

– Ay Chiara hija, y tú, cómo estás ¿has rehecho ya tu vida?- ¡Lo dijo! La jodida abuela ya soltó la preguntita, y ahora todos los ojos y orejas de la mesa se dirigen hacia ti, y tú contestas la respuesta que ya saben todos, o desean todos, o no se cree ninguno.

– No abuela, todavía no.- Sonríes y haces como que no te molesta la pregunta. Ni siquiera te esfuerzas ya ni en justificar tu situación hablando de lo bien que estás, de tu última salida con un tío del despacho o el fin de semana que pasaste en Lisboa invitada por uno de los amigos que conociste en casa de uno de los poco matrimonios que aún siguen llamándote para cenar cuando van en pareja. Total para qué, estar divorciada (no he dicho ser divorciada), tiene una valoración un tanto diferente según en la situación que te encuentres, o más acertadamente, en la situación en la que te gustaría encontrarte.

Un oooh! Se sospecha en toda la mesa aunque nadie suelta prenda. Y yo entonces voy y me callo toda esa justificación e intento contestar lo que de verdad siento, que precisamente me había separado para rehacerla, que soltera me sentía bien por el momento, que seguía siendo una mujer igual que antes. A lo que mi abuela, con expresión disgustada y como si le estuviera hablando en polaco me contesta:

-Pues una mujer lo que tiene que estar es casada.

Entonces mis pensamientos empezaron a divagar en por qué mi abuela se empeñaba en que me casara de nuevo si ella había despotricado de su marido, mi abuelo y hombre adorable, desde que yo tenía memoria para recordarlo.
Ya llevo casi tres años tratando de demostrar que sigo siendo una buena madre, una buena abogada, una buena nieta, una buena hermana, una buena tía, una buena amiga, una buena ex mujer y todo ¿ para qué?¿ para demostrar que soy una perfecta divorciada capacitada para ascender a otra categoría? Realmente creo que lo intento para demostrar que es una categoría en sí como las demás, pero no nos engañemos, una categoría simplemente.
Lo que no me había dado cuenta es que me sentía en la obligación de demostrar algo, de ser aprobada por los que no pertenecían a un “estado” como el mío. Estaba intentando ser en versión moderna, La perfecta casada que había sido mi abuela. Había caído en la trampa, en la misma trampa que siglos atrás habían caído mi abuela, la abuela de mi abuela y desde siempre.
Para la mayoría de las personas y no me estoy refiriendo solo a los hombres, a las mujeres por partida doble, ser mujer no significa nada por naturaleza sino en tanto que lleve asignada una categoría respecto al hombre: casada, soltera, viuda… y ahora, que lo que se lleva es divorciarse, esta categoría implica una exigencia adicional, la de obligatoriamente ser transitoria, tener que jugar a ser perfecta para estar en el mercado con todo lo que implica ser una “perfecta culta-progre-cool-deportista-profesional-y-madre” , aunque en espera, eso sí, de que llegue un hombre para salvarte y volver a tener categoría social estable. Así pues, lo de ser mujer es secundario y lo de estar divorciada, transitorio.

¡Manda cojones! Sí, y he dicho cojones y no tetas porque el lenguaje también es sexista, y no me refiero a las terminaciones o/a que eso es una gilipollez, sino que suena mucho mejor – manda cojones- que -manda tetas-. Y porque no quiero que nadie se confunda y piense que hago apología feminista, que no soy feminista, soy mujer ¡joder!

Pero para no ponerme tan seria, os explico con una anécdota del otro día que sin conseguirlo por internet, tuve que arreglar la dirección de los recibos de la compañía de gas por ventanilla:

Lo primero es que no entiendo para qué les hace falta a los del gas saber si estas casada, soltera o lo que sea, porque si tu estado civil es un trío, que eso sí que se lleva, ¿qué dices entonces? bueno, a lo que iba:

(El de la ventanilla de la compañía de gas)

-¿Casada?
-Perdone ¿cómo?
-Su estado civil, que si está usted casada.
-No.
-¿Viuda?- Y entonces ves que te pone cara de circunstancias para disimular la curiosidad morbosa que se le escapa por las comisuras de la boca y a tu nueva negación viene su tercer intento revestido de gloria:
-¿Solteraaaaa? (señalo que las “ases” no son errores del Word ) (el puto Word que te corrige más que tu madre), no, es que prolonga la palabra lo más que puede.
-Pues mire no, soy divorciada, y entonces una amplia sonrisa lasciva se refleja en su cara y te dice:
-¡Ah! divorciada…( léase sinónimo de: ¡ah, puta!, categoría que no había nombrado hasta ahora y que sin embargo es la más universal de todas, no ya por las connotaciones que todos conocemos, sino porque es compatible con todas las demás al mismo tiempo y la única públicamente reconocida como remunerada), y tú, (sigo) que estás hasta las tetas de tal natural observación le contestas:
-Bueno, divorciada no, (ahora viene tu venganza, aunque él ni se dará cuenta por lo que ya sabemos del narcisismo masculino), -madre soltera
-¿Cómo?
-Sí, y de dos
-¿De dos qué, maridos?
-De dos hijos mire usted, pero del mismo marido,-(aunque debiera haber dicho hombre, estábamos en soltera) -por ahora-(ese por ahora sí que es triunfal, ya te ve puta del todo)- lo que no le explicas, porque no te da la gana, es que lo que pasa es que estás anulada por la iglesia y que…bueno, ese será otro tema para comentaros otro día porque… ese sí que tiene tela.

Y entonces caes en la cuenta y comprendes la cara de circunstancias de tu abuela porque claro, una mujer que trae dinero a casa y está sola, además de ser mujer tiene que ser otra cosa.

8 respuestas to “la perfecta divorciada”

  1. Avatar de Esther
    Esther marzo 3, 2013 a 12:47 #

    Mi querida ch, supongo que se podrá decir de muchas otras maneras, pero dudo que se pueda escribir mejor. Genial.

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 5, 2013 a 8:32 #

      Compartir unas ideas, oír al viento hablar. Gracias.

  2. Avatar de MD
    MD marzo 3, 2013 a 13:48 #

    Me gusta tu estilo, sensible, realista, sarcástico y la ironía necesaria, dando el toque de humor para mirar la vida y esta sociedad sin que nos estrangule con todas sus «mierdas»

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 3, 2013 a 14:18 #

      Y merece la pena, verdad? merece la pena vivirla mientras haya gente con ganas, fuerza y suficiente humor para darle la vuelta como tú, para entenderla como venga.Gracias!

  3. Avatar de C
    C marzo 3, 2013 a 20:49 #

    Obra maestra 😉

    • Avatar de chelinalcayde
      ch marzo 5, 2013 a 7:47 #

      el humor para caminar entre la fantasía y la realidad, sí?

      • Avatar de An.
        An. mayo 3, 2013 a 21:02 #

        Magnífico escrito, tanto en el fondo como en la forma. Qué necesario se va haciendo subvertir las absurdas categorías que restringen y coartan nuestra inalienable libertad… Y hay que reconocer que, en estos casos, las mujeres lo tenéis peor, aunque a nosotros los hombres también nos machacan con lo de rehacer las vidas, como si estuvieras fragmentado al igual que un puzzle de Educa de 10.000 piezas por el hecho (transitorio o no) de no tener pareja…

      • Avatar de chelinalcayde
        ch mayo 11, 2013 a 9:22 #

        verdad An.,y como si el matrimonio fuera un pegamento «Super glue» que…bueno, creo que con esto del pegamento se me está ocurriendo algo para una nueva entrada, gracias! besos

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