aforiche 11

11 Jun

s ch

Y es tanto dolor ya, que ya no duele nada.

adorno

 

a mitad de camino

9 Jun

                                    Variaciones                                                                                            a mitad de camino

cardo

I

Quisiera dibujarte con palabras

con pincel no me atrevo, no hay lienzo que

quisiera dibujarte con palabras

se me emborrona la suerte, se me aparece el miedo.

*

la foto

II

Quisiera dibujarte con palabras

con pincel no me atrevo,

no hay lienzo que.

Quisiera dibujarte con palabras

mas,se me emborronan las letras

se me aparece el miedo.

aforiche 10

1 Jun

Se vende – vender Se

la foto

Ayer, tras una agradable velada con ciertos escritores que habían estado firmando libros en la Feria del libro, me puse a pensar en uno de los miles de elocuentes, divertidos e irónicos comentarios  que surgieron mientras cenábamos. Eso de que (la situación es indiferente al tema) hasta qué punto uno es capaz de venderse o no. Cuando volvía a casa, me preguntaba a mí misma si yo sería capaz de venderme por llegar a ser alguno de los buenísimos escritores con los que cené. Y honestamente creo que sí, que lo haría. Pero esta cuestión, mi capacidad de venderme, no la encuentro escandalosa en absoluto, pues pienso que todos en algún momento de nuestra vida podemos llegar a vendernos.

La cuestión no radica en si seremos capaces o no de vendernos, ni siquiera el que lo hagamos. Lo importante es, en mi opinión, si seremos capaces de asumir con dignidad y elegancia el precio y las consecuencias de lo que nos haya costado hacerlo.

adorno

 

aforiche 9

25 May

Otro descubrimiento maravilloso:

Unknown

¡tengo toda la vida para equivocarme!

adorno

aforiche 8

25 May

orden en casa

89682lavavajillas+DIBUJOEncontré a mi hijo en la cocina hablando con su cuñado, mi adorable yerno,(y digo en serio lo de adorable), mientras este metía los platos del desayuno cuidadosamente en el lavavajillas.

—No te empeñes cuñado, —escuché que le decía mi hijo—, mi madre es que mete las cosas en el lavavajillas por orden alfabético. La expresión socarrona de mi hijo y la de cómplice agradecido de mi yerno, me hizo sonreír.

—No le hagas caso R, —le dije—, ya sabes que los andaluces somos unos exagerados. Y él adorablemente se quedó callado. ¿Quién era el exagerado mi hijo o yo?

¿Por qué veremos siempre las conductas de los demás bastante más criticables que las nuestras?

adorno

 

 

desmontando el montaje

19 May

desmontando el montaje

montaje

La idea, la sublime idea de la que voy a contaros hoy, me la dio mi amigo A. Con él, las conversaciones nunca son aburridas y si se trata de libros, eso ya. Bueno, pues resulta que me dice A el otro día en relación al aforiche 3: —la verdad es que a cierta edad esto que cuentas deja ya de suceder. Y pensando yo en su respuesta, se me ocurrió la mejor de las ocurrencias, vamos, que el de los agujeros negros (tema del que hablamos también), se queda en pañales al lado de este. Ya veréis.

Según A (yo no lo tengo tan claro), a partir de cierta edad resulta que a los tíos se les pasa esto de la egoitis: inflamación tal del ego que les hace penar solo con la polla. Pero si fuera verdad que esta enfermedad se les pasa a los hombres a partir de cierta edad, ¿qué edad era esa? me pregunté, ¿la de la pitopausia? —Pues vaya, —me dije—, si encima de lo mal que envejecen los tíos (no todos), estos dejan de cuidarse por falta de…, lo llevamos claro porque….¿qué pasa con nosotras en ese mismo período? Pues… ¿sobre esa edad? Pues sobre esa edad a nosotras nos pasa algo muy muy bueno, —la menopausia—. ¡¿la menopausia?! Diréis más de uno/a, pues sí, joder, esperad, me explico:

Resulta (aviso que esto está estudiado por antropólogas de renombre y por muchas otras grandes mujeres y hombres de diferentes especialidades), que cuando a la mujer le llega este cambio hormonal que es de cojones, resulta que la mujer casi —siempre hay excepciones, como en los hombres—  por primera vez consigue separar y diferenciar claramente las relaciones sexuales del “amor romántico”. Ese —tipo de amor o lo que sea—, que nos ha hecho pasarnos la vida enamorándonos cada vez que echábamos un polvo. (Al menos esto sucedía en anteriores generaciones, y por los actuales datos consultados, mucho me temo que seguimos igual o peor). Así que resulta que los hombres, —los machotes—, y toda la sociedad, nos venden la menopausia como el momento más triste, duro, difícil de la mujer, diciéndonos —como si esto fuera lo primero en nuestra escala de valores—, que ¡¡¡dejamos de ser atractivas!!! Hay que joderse, porque además, ¡¡¡¿¿¿quién cojones se cree esto hoy en día ???!!! Pensemos por ejemplo en un montón de actrices y cantantes que alcanzan su plenitud artística y física en esta edad. Y sin irme muy lejos, yo tengo un montón de amigas que nunca las he encontrado mejor en ambos aspectos que ahora. Pero desgraciadamente, y a pesar de todos los datos que evidencian todo lo contrario, esta pérdida de atractivo y de «valor» lo creen muchas personas y lo peor, lo creemos muchas de nosotras. La mayoría de las mujeres estamos tan condicionadas por esta sociedad machista (además de clasista, del culto a la imagen –externa- y de muchas otras cosas) que todas, o casi todas, caemos en la absurda pero nociva trampa de creérnosla. Cuando resulta, coño, resulta, que la mujer a partir de los cuarenta y tantos está en su plenitud intelectual, física, y sobre todo sexual. Y resulta, coño, sí,  —coño otra vez—, que ya no tiene que enamorarse de nadie para echar un buen polvo. Ya no piensa en engendrar más hijos, ni en que tendrá que hacerse la tonta en más de una ocasión para conseguir objetivos profesionales, ni tendrá que fingir los orgasmos porque los sentirá. Porque sabe que no tendrá que demostrarle nada a nadie, ni tan siquiera a su madre, esa madre que dolorosamente le inculcó tantos preceptos y creencias machistas. Porque el problema, el verdadero problema es, que cuando el hombre empieza a declinar sexualmente, la mujer es más potente que nunca, y astutamente (yo diría que torpemente por los problemas acarreados incluso para ellos) el hombre, inseguro, ha urdido un montón de estrategias para hacernos responsables de su incompetencia —atención que no he dicho impotencia, aunque también—, como eso de nuestra pérdida de atractivo, nuestra voluble emocionalidad y mil cosas más que, si realmente nos suceden, son consecuencias mínimas y puntuales en comparación a las posibilidades que esta etapa no ofrece. De modo que, ¿hay que tomar la menopausia como algo negativo? Lo que hay es que vivir todos los días, leer buenos antioxidantes, follar más y hacer el amor cuando se pueda. Y sobre todo, reír mucho, pero que mucho más.

desmontaje

aforiche 7

18 May

   cuestión de huevos

cortes león

Ayer, haciendo de guía a un grupo de alumnos ingleses que habían venido de intercambio, paramos de camino a la Plaza de España en Capitanía. Nos dejaron asomarnos y admirar los majestuosos leones, Hipómenes y Atalanta, héroe y heroína de la mitología griega convertidos en leones. León y leona que sirvieron de réplica a los que ahora custodian las Cortes españolas. ¡Ay, qué me costó explicarles esto a los alumnos ingleses! Explicarles, hacerles ver, que los  preciosos y majestuosos leones de las Cortes, no tenían testículos por cosas de la historia. Cuando terminé mi bonita explicación, uno de los simpáticos ingleses del grupo me preguntó así, sin metáfora ni nada: —entonces, ¿los animales de las Cortes españolas no tienen huevos?  Yo, puse cara de poker, you know.

adorno

aforiche 6

18 May

reinventarse

imagesAhora se lleva eso de —reinventarse— y no sé por qué me da tanto coraje escuchar esa palabra, pero la odio visceralmente, me suena a… me sabe a mierda. De modo que nos pasamos la vida buscando nuestra identidad, preguntándonos quiénes somos, a dónde coño vamos y todas esas cosas y cuando resulta que por fin uno medio se encuentra a sí mismo ¿ahora qué? ¿que nos tenemos que reinventar?. No ya que de vez en cuando nos “interpretemos” como dice una amiga mía para bodas, galas, fiestas… y que admitamos calladamente que nos inventamos porque nos da vergüenza/miedo que los demás descubran quiénes somos en verdad, ahora, encima, lo que hacemos es mentir sobre mentira. En fin, igual así llegamos a la verdad, ¿cómo era eso de menos por menos…? Lo dicho, las modas hasta en las palabras, o por las palabras, o.

adorno

 

 

aforiche 5

18 May

parole, parole, parole…

buda

Estoy convencida de que la hermana o mujer o amiga de Mahoma, la de Buda, y hasta la del mismísimo Jesucristo, no llegaron al potencial de iluminación de estos, de lo atareadas que estaban en mundanos pensamientos, como por ejemplo, el averiguar qué les pondrían de comer todos los días.

Claro que seguramente el señor Cañete dirá que  esto no es mas que una excusa porque… —no solo de pan vive el hombre—. Ni la mujer.

       Ah! que el otro día  se me olvidó porque estaba en la cocina: feliz día de la madre, madres.

adorno

madre – mayo 4

5 May

Es domingo. Escribo desde muy temprano. Adopté esta costumbre cuando le daba el pecho a mi hija, mejor dicho, desde que dejé de dárselo. Era a la única hora que me permitía robarle tiempo al tiempo y no sentirme culpable por quitárselo a mis responsabilidades como madre. También porque por las noches, a esas horas en las que dicen, las musas te susurran al oído, a mi me pillaban siempre tan agotada que ni gritándome. Serían cerca de las nueve cuando con el segundo café en la mano y preguntándome —con respuestas de sobra como para escribir un ensayo— por qué coño el día de la madre siempre caía en domingo, escuché el whatsapp de mi móvil: —¡felicidades mamá! —leí. Era mi hija— y sonó nuevamente el whatsaap, ahora me enviaba una foto y me decía: —Deberías hacer un post sobre madres.

niño con pinza

Sonreí al mirar la foto. La llamé y charlamos un rato. Cuando colgué me quedé pensando en el gustazo que me había proporcionado hablar con ella. Transmite tanto empuje y vitalidad que a veces te sientes arrollada, como si no pudieras procesar toda esa energía. Como la que recordaba tener yo cuando la criaba a ella y a su hermano. Va a ser madre dentro de poco y creo que este año su felicitación por el día de la madre (nunca hemos sido nosotros muy propios para estas cosas), era más cercana que nunca. Pensé en ello, en la maravillosa experiencia de ser madre, en el arrojo y la valentía que se ha de tener para serlo, y en ese algo más que se ha de tener para ser lo que se supone debe ser una “buena madre”. Ese algo que nuestra sociedad se ha empeñado en hacernos creer que poseemos de manera innata. Ese ser «buena madre» al estilo que una norma social nos impone, una norma que presupone entender  ese “algo” como parte del instinto materno, “algo” que nos hacen creer  que viene dado en el código genético. Un gen —opino yo—, que debe ser de lo más peculiar, porque cuando lo activas, ( y no siempre se activa,— a Dios gracias—), hace que la mujer desaparezca como tal, y se convierta para todos los efectos únicamente en madre, pasando a un segundo plano ( si hay suerte, y no es a un tercer o cuarto o …) su identidad como persona. Un gen que podríamos pensar que es como un cajón de sastre por todo lo que supuestamente implica poseerlo. Pero voy a intentar explicarme mejor con tan solo una frase puesta en boca de Bart Simpson. Una gloriosa frase que escuché en un capítulo de los Simpson. Una frase con la que se podría resumir todo lo que intento decir. En dicho capítulo (no recuerdo cuál),le preguntan a Bart cómo se llaman sus padres y él contesta:

—Mi padre se llama Homer y mi madre mamá.

Su madre se llama —mamá— ¿Qué os parece? Para mí es impresionante ( enhorabuena al guionista o guionistas, me encantaría saber si fue un hombre o mujer quién escribió esto. En cualquier caso, alumbra un poco de esperanza, verdad?) Esta frase resume toda la filosofía social de nuestros días, con una sola frase de unos dibujos animados se nos muestra un modo de vida y costumbres. El tipo de cultura en la que estamos inmersos y que no somos capaces de analizar. ¿Es condición del instinto materno que la mujer pierda su identidad para que se la considere » buena madre»? ¿O es una condición socialmente impuesta que en la mayoría de los casos nos obliga además a ser «súperwomen»? Hay que ver cómo nos han vendido la moto, para mí que estaban mucho mejor nuestras abuelas, al menos algunas… El hecho de que una mujer decida en un momento dado de su vida ser madre, no implica que esta decisión sea hecha de un modo intuitivo, o que sea una decisión que venga en el código genético, digo yo. Ser madre es una decisión que implica grandes dosis de madurez, valentía y responsabilidad. Y sobretodo de ese “algo” al que me he referido antes, que no es otra cosa que generosidad. Altas dosis de generosidad que pueden o no, poseer tanto la madre como el padre. Porque digo yo, ¿es genética la generosidad? ¿depende del sexo el instinto de cuidar? Porque si existe un gen que haga que  la mujer pierda su identidad y obligue que viva solo en función del resto de su familia, es para morirse de miedo. Pero si esto sucede por culpa de una sociedad cargada de falsas creencias, entonces es para entrar en el estado de pánico. Estado en el que actualmente muchas mujeres (y muchas de forma inconsciente), han entrado. Y esto señores, es la mayor y mejor trampa inventada por el hombre. ¿ Y por qué? tengo muchas respuestas pero paso.

Recuerdo unos versos de Nogyan Bao Chen , poeta vietnamita, que describe como nadie el hondo sentimiento de saberse “nada” al ser mujer y madre. Versa sobre una madre que siente que ya nadie la necesita y ahora no encuentra su identidad:   Soy una exiliada de mí misma,/a dónde iré, si nunca he sido. Esta mujer, como tantas otras, deberá luchar contra esa pérdida de identidad y de culpa que genera esta sociedad machista o se sentirá secarse como el cauce de un río desierto y tan fría como una estepa nevada en pleno invierno.

Pero bueno, para no terminar de una forma tan seria, y como homenaje a las madres y a la valentía de las que están a punto de serlo, esta foto.ecoEsta foto que es el resultado de dos personas que han decidido tener un hijo y que en las dos, os aseguro, está ese mismo “gen” de la generosidad, y el de la ilusión compartida.

Y bueno, aunque se suponga que una —buena madre— no puede decir tacos: ¿ por qué coño en domingo?