a propósito de Citas
Estoy en racha. Por fin he conseguido serenidad suficiente (o puede que frío suficiente, porque hace un frío de cojones), para enfrascarme de lleno en la tesis. Con un calentador de aceite en el que apoyo los pies y sobre la mesa tocinera de la cocina que he tomado como estudio, releo y trabajo en mi “Citas”, revista literaria de la que estoy haciendo la tesis. Es una maravilla, todo, todo lo que leo en ella me parece interesante, me detengo en cada reseña, artículo o poema que aparece y me absorbe de tal modo que solo después de sonar el teléfono insistentemente, mi hija o alguna amiga me saca de mi ensimismamiento.
-¿Pero qué haces? te he llamado veinte veces- suelen decirme. Y no es que se enfaden, ya me conocen, lo que les pasa es que se preocupan por el abandono al que someto mi vida social. Más de una vez me han sacado de casa preparándome una cita a la que perezosamente he ido sin poderme negar y en las que me he aburrido de lo lindo. Por lo que la mayoría de las veces rechazo los planes que me proponen aludiendo que ya tengo una cita con mi “Citas”.-Vale, tu sabrás, pero vas a acabar convirtiéndote en un bicho raro–. Les doy las gracias, les mando un beso y cuelgo. Y sonrío sabiéndome el bicho raro más feliz del mundo.
Con la interrupción aprovecho para descansar los ojos que me escuecen de tanta letra impresa y me echo unas lágrimas de esas inocuas, envasadas en cacharritos mono dosis (hay que ver la ciencia, envasar lágrimas), y me pongo a zapear. Una serie aparece en la pantalla, ¡la leche qué casualidad! me quedo pegada al televisor. “Dates” es el título de la serie que aparece ante mis ojos, me pongo a reír y pienso en mis amigas, ¿qué opinarían si les hubiera dicho que estoy en una de esas citas en vez de con mi “ Citas”? Inmediatamente entro en Google mientras me quedo enganchada a una Oona Chaplin que hace de “Celeste” que a su vez es “Mía”, la protagonista del capítulo, la cual ha concertado una cita a través de internet con David. Me gusta. Es una serie inglesa cuyo hilo argumental versa sobre citas on line. Muestra la manera en la que desconocidos interactúan por internet para concertar una cita y encontrar el amor, ( el amor o lo que sea, compañía, sexo, lo que cada uno busque, digo yo). Por lo que acabo de ver y leer en las críticas, tiene buena pinta. Es interesante el entretejido de circunstancias y personajes que aparecen y desde luego, el trabajo de Oona en este capítulo, en mi opinión es sobresaliente.
Vuelvo a mi cita, abro el número en el que trabajo y leo “Carta vigésima” de Luis J. Moreno. Resulta paradójico comprobar que a estas alturas de la vida, volvamos a buscar el amor y a conocernos, a través de unas cartas, aunque estén escritas, eso sí, gracias a la facilidad que tenemos hoy en día para comunicarnos, sin pluma ni papel.


