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diario tesis – diciembre 29

29 Dic

la foto

28 de diciembre

Me levanté mucho antes que mis hijos, a la hora de las gallinas, como se suele decir. Hábito al que  he acabado sacándole  partido, pues es cuando me cunde más el trabajo y mejor escribo. Me acostumbré a hacerlo siendo mis hijos muy pequeños  y  no sé yo  mucho de la voluntad de las gallinas  para madrugar de tal manera, pero a mí me costaba horrores hacerlo. El colchón me atraía hacía la cama como un imán con súper poderes y  solo tras estoicas cruzadas emprendidas por mi voluntad, (una mierda a lo del instinto materno), conseguía levantarme temprno después de  ajetreadas  noches de mocos, pipís e infantiles terrores nocturnos. (¿Tendrá algo que ver esto con lo de “mamá gallina”?) En fin,  dejaré esta idea para mientras me ducho, porque como tire por aquí me sale  un post distinto al que quiero contar.

Como decía, con mi primer café me puse a preparar la mesa del desayuno para todos, me encanta eso de desayunar  en plan navideño, que es  de lo poquito que me gusta del “montaje navideño” porque… (es la segunda vez que  me asaltan ideas que quieren boicotear este post  para convertirlo en otro, pero en fin, lo que me gusta es  la oportunidad de desayunar todos juntos). Sigo. Preparando la cafetera recordé que era el día de los Santos Inocentes y a mí, que no me gustan ni las bromas ni las sorpresas, mira por dónde  se me ocurrió gastar una inocentada a mis hijos. Me fui a mi dormitorio, cogí tres folios blancos  y recorté tres muñecos a los que les pegué un trozo de papel celo en la cabeza. Y seguí preparando tortitas, bollos, jamón…mientras ellos iban apareciendo. Estando ya para terminar el desayuno y charlando animadamente (yo previamente comenté que había dormido regular dándole vueltas a la cabeza) les dije en tono serio:

hijos, os quería comentar algo importante que llevo pensando hace tiempo.(Mi labio inferior temblaba como si fuera a empezar a llorar, aunque en realidad era el esfuerzo que con él estaba haciendo para contener la risa).

–¿Qué pasa mamá? dijo mi hija poniéndose blanca como la harina del mollete que se acababa de comer.

–Bueno pues…que he tomado una decisión. Creo que podréis comprender que  ahora que , ahora que yo…

–¿Ahora que qué  mamá? Volvió a decir mientras  los otros dos parecían estatuas de mazapán de  tan mudos y quietos  que se habían quedado.

–Pues que ahora que ya no vivís ninguno en Sevilla, que  ya no estáis en casa…pues que…

– por dios mamá que qué, preguntaron los tres.

Pues que he decidido vender la casa e irme a vivir a Madrid con vosotros.

–¿?????????? Las caritas que pusieron los tres es indescriptible. Todavía ahora, mientras escribo, se me saltan las lágrimas de la risa. Mi hija no daba crédito, su cara reflejaba tal preocupación por el estado mental de su madre, que casi me arrepentí de estar gastándole esa broma. Mi hijo, con los labios  blancos y apretados, fruncía la frente como intentando procesar  la imagen  que  sobre mí en Madrid  le proyectaba su imaginación.  Y mi yerno, pobre, su rostro  mostraba la expresión como la  del preso  que  acaba de recibir una sentencia a cadena perpetua.

la fotoNo pude mantener  la inocentada más de dos o tres minutos, me ahogaba con la  risa contenida  y además temí que a mi hija le supusiera un disgusto demasiado grande. Salí corriendo a mi dormitorio, cogí los muñecos  y se  los pegué a cada uno en su camiseta al tiempo que les decía ¡¡¡inocentes!!! Ahora sí, ahora sí  que las caras fueron divertidas, y más aún,  las explicaciones de ellos mismos  a sus modos de  reaccionar. Cuánta  juventud.

Hoy, hoy  no puedo más que sonreír. Serán inocentes…

diario tesis – diciembre 7

7 Dic

Ha venido un chico encantador a casa. Bueno ha venido, le he pedido yo que lo hiciera. Se me había fundido la bombilla de la lámpara que tengo encima de la mesa de la cocina, la que utilizo para estudiar. Es una lámpara de esas de barco antigua, con un grueso cristal con trama de alambre, pesado y complicado de quitar. Ha venido, es el chico que tiene una tienda de luz en la esquina de la manzana y al contarle mi problema, me dijo que se acercaría en cuanto cerrase la tienda. Ha venido pues, ha quitado el cristal y cambiado la bombilla. Por un instante nos hemos quedado los dos en silencio. Sobre la parte interior del cristal reposaba una libélula muerta. ¿Pobre insensata, cómo habría llegado hasta ahí? No alcanzábamos a imaginar cómo habría entrado, pero nos hemos fijado en unos agujeros que la lámpara tiene en la parte superior, que deben ser, según dijo él, para expulsar el calor de la bombilla. Es verdad, siempre hay una explicación para todo, -le dije. “O una salida, o una entrada…” Parecía que la libélula  estaba viva, con las alas intactas y sus enormes ojos abiertos. Salvo porque se notaba que estaba toda seca, podría creerse que echaría a volar en cualquier momento. Me ha dado pena tirarla. Cuando el chico ha terminado, mientras miraba detenidamente a la libélula a la que había dejado sobre mis papeles, se ha fijado en  las revistas antiguas que ocupan parte de la mesa, y  me ha preguntado con curiosidad en qué trabajaba. Le he dicho que trabajar para comer lo hacía en la enseñanza, y trabajar para vivir lo hacía entre estos libros y revistas. Con un gesto deliciosamente triste me ha dicho: –bueno, algo así hago yo, estudié  antropología, pero para alimentarme estoy en el negocio familiar, aunque tal vez así consiga darle claridad a mi pensamiento. Nos hemos reído y le he ofrecido un té.

Ahora que se ha marchado me he dado una ducha y con los pies aún resbalosos he salido corriendo a ver la libélula, esperaba que esta hubiera echado a  volar. Pero allí estaba, inmóvil, al calor de un puñado de  antiguos poemas.

libélula

     Yo te quería

He puesto en práctica tu teoría, esa,

que me rogabas entendiera en cada discusión,

seguro que habrás dicho:

                                           – ¿ahora, hija de puta?-

Sí. He puesto en práctica tu teoría

ahora, que nada queda entre nosotros,

quizás algo de música, unos libros…

Me decías,  que una mujer como yo

debía repartir su peso (y eso que apenas

son cincuenta), entre varios.

Uno, que rozara los hilos de mi mente,

otro, que alegrara mis almuerzos y

un tercero, imagino que eras tú,

que aplacara mis instintos, (nunca supe

si asesinos o sexuales o  para mí,

que pensabas que todos eran el mismo).

Así que, aunque la idea, la cepa

de tu razonamiento siempre se me antojó

algo oscura, como si esta fuera el kéfir

de un yogurt que no cuajara nunca, ya ves,

ahora sin ti ha funcionado.

¿Y sabes por qué ? ¿no lo imaginas?

Simplemente porque entonces tu teoría,

            – no, no voy a decirte lo que piensas-

es simplemente que  entonces tu teoría,

                                                                  –idiota-,

no era la mía.

                     

 

 

diario tesis – diciembre 1

1 Dic

a propósito de Citas

Estoy en racha. Por fin he conseguido serenidad suficiente (o puede que frío suficiente, porque hace un frío de cojones), para enfrascarme de lleno en la tesis. Con un calentador de aceite en el que apoyo los pies  y sobre la mesa tocinera de la cocina que he tomado como estudio, releo y trabajo en mi “Citas”, revista literaria de la que estoy haciendo la tesis. Es una maravilla, todo, todo lo que leo  en ella me parece interesante, me detengo en cada reseña, artículo o poema que aparece y me absorbe de tal modo que solo después de sonar el teléfono insistentemente, mi hija o alguna amiga me saca de mi ensimismamiento.

-¿Pero qué haces?  te he llamado veinte veces- suelen decirme. Y no es que se enfaden, ya me conocen, lo que les pasa es que se preocupan por el abandono al que someto mi vida social. Más de una vez me han sacado de casa preparándome una cita a la que perezosamente he ido sin poderme negar y en las que me he aburrido de lo lindo. Por lo que la mayoría de las veces rechazo los planes que me proponen aludiendo que ya tengo una cita con mi  “Citas”.-Vale, tu sabrás, pero vas a acabar convirtiéndote en un bicho raro–. Les doy las gracias, les mando un beso y cuelgo. Y sonrío sabiéndome el  bicho raro más feliz del mundo.

Con la interrupción aprovecho para descansar los ojos que me escuecen de tanta letra impresa y me echo unas lágrimas de esas inocuas, envasadas en cacharritos mono dosis (hay que ver la ciencia, envasar lágrimas), y me pongo a zapear. Una serie  aparece en la pantalla, ¡la leche qué casualidad!  me quedo pegada al televisor. “Dates” es el título de la serie que aparece ante mis ojos,  me pongo a reír y  pienso en mis amigas, ¿qué opinarían si les hubiera dicho que estoy en una de esas citas en vez de con mi “ Citas”?  Inmediatamente entro en Google mientras me quedo enganchada a una Oona Chaplin que hace de “Celeste” que a su vez es “Mía”, la protagonista del capítulo, la cual  ha concertado una cita a través de internet con David. Me gusta. Es una serie inglesa cuyo hilo argumental versa sobre citas on line. Muestra la manera en la que desconocidos interactúan  por internet para concertar una cita y  encontrar el amor, ( el amor o lo que sea, compañía, sexo, lo que cada uno busque, digo yo). Por lo que  acabo de ver  y leer en las críticas, tiene buena pinta. Es interesante el  entretejido de circunstancias y personajes que aparecen y desde luego, el trabajo de Oona en este capítulo, en mi opinión es sobresaliente.

Vuelvo a mi cita, abro el número en el que trabajo y leo “Carta vigésima” de Luis J. Moreno. Resulta paradójico comprobar que a estas alturas de la vida, volvamos a buscar el amor y a conocernos, a través de unas cartas, aunque estén escritas, eso sí, gracias a la facilidad que tenemos hoy en día para comunicarnos, sin pluma ni  papel.

                                 citas

           

diario tesis – octubre 26

26 Oct

Esta semana ha sido realmente dura, bueno, dura realmente no, extraña. No he dejado de actuar  de forma contradictoria, como si dos de mis  yoes ( no sé cuántos yoes tengo pero creo que Freud conmigo se quedó corto), estuvieran  en continua pugna por vencer el  uno al otro, por quedar uno por encima del otro, por enterrar vivo el uno al otro…los dos dándome un por culo que me tienen harta. (Y no me nombréis al ello y al super yo y a toda la pandilla que no está el horno para bollos, que ya sé…). ¿Es que no pueden convivir una temporadita en paz, cojones? Soy tantas y tan pocas que de tanta lucha soy  todas y ninguna. Soy vulgar, universal, para que suene más elegante.

Y  de tesis poco, esa es otra…

diario tesis – octubre 19

20 Oct

gata

Cruzo el solar que en medio de tanto edificio nuevo por vender, han dejado sin construir al lado de casa. Esos edificios que hasta hace poco crecían como hongos en invierno. Ahora no, ahora todo está parado, o casi, todo crece al ritmo de un corazón que se resiste a morir, enganchado a las ganas que unas gomas de plástico le transmiten para intentarlo. Seguir leyendo

diario tesis – octubre 13

13 Oct

Leo una definición de “belleza” en boca de Gallardo, personaje de la novela Los príncipes nubios , de Juan Bonilla:

belleza es  “todo aquello cuya contemplación te la pone dura” .

Paro de leer y pienso en la definición, en lo que les diría a mis alumnos de Ciclos Formativos (entre 18 y 20 años) si alguno hubiera empleado tal lenguaje. Les hablaría de lo académicamente correcto. Les diría que tal definición es bastante  inexacta, que esa expresión hablada denotaría falta de vocabulario, que podría entenderse cierta grosería en la actitud del hablante, que ese artículo “la”, sustituto de complemento directo se podría prestar a ambigüedades, que…Pero en verdad,  le pondría un positivo en esto de las competencias o focos competenciales  que ahora nos obligan a programar, y a examinar de ellas  a nuestros alumnos. Le pondría un positivo en competencia para la vida. Porque esa frase es en sí una magnífica aunque poco ortodoxa metáfora para expresar la emoción que nos suscita algo bello. Aunque no les diría, que ese “la” es un indeterminado sustituto de muchas otras palabras. Y no les dría, nunca les diría,  no sería correcto, que tal definición, me la puso dura.

diario tesis – octubre 9

12 Oct

 suerte

     a mis hermanas 

Me he dado un baño de esos que tanto me gustan y mientras el chorro del grifo iba haciendo subir la espuma hasta los bordes, me he puesto a pensar. Pensaba yo (pensaba en muchas cosas menos en ponerme a trabajar),  que eso de “tener suerte” era algo muy confuso, que habría que aclarar lo que se entiende por tal expresión. Para mí, que la gente te diga que “qué suerte” por ejemplo, por conseguir un premio o una medalla después de haberte partido los cuernos por conseguirlo, pues que no, que yo la verdad,  a eso no lo llamaría suerte. (Pongo estos ejemplos para no adentrarme en casos y cosas más serias de la vida, que bueno…). A lo que iba,  ¿es eso tener suerte? Pensando en algo que me ocurrió hace un par de semanas (desde mi bañera  lo veo ahora con cierta perspectiva), me pregunto cómo puede ser que un mismo hecho le pueda parecer que es un acto de buena suerte a una persona, y a otra le resulte todo lo contrario.  Es más, afinando un poquito: ¿cómo una misma  persona puede interpretar el  mismo hecho de forma opuesta, tener buena o mala suerte,  según el estado o momento en que se encuentre o este suceda?. Es fácil comprobar que esto nos pasa continuamente, y algo digamos tan, tan versátil no creo que pueda entenderse como –tener suerte-. Se  podría admitir  a lo sumo, si  a tal expresión le  correspondiera  un significado algo más amplio, donde el “tener suerte” llevase implícito un “qué envidia” o un  “si yo hubiera…”. Pero bueno, para que  esta idea pasada por agua no acabe pareciendo una postura un tanto cioranista ante la vida, podríamos decir  que la suerte existe. Sí. Cierto tipo de suerte existe, indudablemente. Pero la suerte esa que todos reconocemos en otro y que nos llena de envidia o admiración, admitámoslo, es solo aplicable a aquellos que han tenido la suerte o los cojones, de buscar la suerte.

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Nota: tengo dos hermanas de sangre a las que quiero con toda mi alma. Pero tengo muchas otras a las que quiero tantísimo. Es una suerte, la verdad.

diario tesis – octubre 3

5 Oct

mándala

Me decía esta tarde un amigo (yo le hablaba de cierto malestar), que lo mejor de ser gay es el  estar desprovistos de esa carga moral que tenemos los hetero, pues para ellos  no hay escrito un código.  Un anticuado código moral de creencias y costumbres ancestrales que la mayoría de las veces, pesa como roca. Y cuando observó con cuánta envidia lo miraba me dijo:

-Y  no te quejes tía,  que será porque no  tenemos muchas otras  cosas malas…

-Ya, ya. -Le dije, –pero la verdad es que si no fuera por la carga de mi historia seguro que probaría a hacerme lesbiana, porque…-Y pasó un tío a nuestro lado tan atractivo que nos hizo girarnos a los dos.

-Ya, ya! -dijo él mirándolo. Y nos pusimos a reír.

mandalaPero ahora que lo pienso, en serio que no sé si se lo decía de broma o no.

diario tesis – octubre 2

2 Oct

la lechera

Por fin he podido concentrarme. He estado toda la tarde trabajando en la tesis, un gustazo. Mientras consulto diferentes publicaciones y sigo perfilando un modelo de ficha para los índices, voy deteniéndome en los agradecimientos y dedicatorias que aparecen en cada una de ellas. Me gusta  imaginar las  historias que hay  detrás de esas palabras. No sé, son palabras que me  saben a poemas. Y me sorprendo románticamente  melancólica preguntándome  a quién dedicaré mi tesis,  a quiénes les agradeceré, si habrá quién me caliente los pies…Por un momento  me he visto como la protagonista del cuento de la lechera. ¡Seré boba! pensando en el final y aún no tengo ni cántara ni leche…

diario tesis – septiembre 29

29 Sep

diario tesis – septiembre 29

 Después del último post que subí me quedé un poco así…como sin ganas de escribir, chafada, tristona…¿tan malo es decir lo que se piensa? Nunca he sido totalmente  consciente de la facilidad con la que mucha gente dice siempre lo contrario de lo que piensa. Y a mi, con la impulsividad que me caracteriza  y con  esto de no saber callarme, así me va. Que pensándolo bien,me va muy bien. Conque… a qué callar.

“Canciones para hacer el amor o lo que sea”  Seguir leyendo