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barras de labios – marzo 2

2 Mar

barras de labios

barras

 —Qué cosas, —me dije frente al espejo.  La barra de labios que usaba desde hacía varios años ya no me hacía gracia,  y me resultaba curioso pensar que cuando la compré me pareció la bomba. Es una barra de tono rosado tirando a un marrón suave de lo más sensual, que además de los labios, resaltaba el tono de mi piel e incluso el de los ojos. Sin embargo, desde hacía ya unos meses, esta barra no me decía nada, ni a mi piel, ni a mi cara, ni a mis ganas…¿las razones? No me había parado a pensar, la verdad. Podrían ser muchas, por ejemplo el haber cambiado de polvos, de gustos, de estilo, de edad…podrían ser todas y ninguna, pero eso sí que me daba igual.

El otro día, en una de esas mañanas con olor  a tierra húmeda, me encontré probándome barras de labios en el Corte Inglés. Me paré delante del stand de Chanel y le dije a la chica que atendía: —Hola, busco una barra de labios de tono un punto más vivo que el color que llevo puesto, por favor. (Sí, un punto más vivo, pensé. Justo un punto más  de color  para sentirme como hoy, un punto más viva). Y me puse a probar barras de todas las marcas que me apetecían: Bobbi Brown, Cristian Dior, Max Factor… pero ninguna llegaba a convencerme del todo, y con los labios ya de un color que no podía saberse a cuál de las barras se debía,y a pesar de las toallitas húmedas que para desmaquillarme  me había facilitado la dependienta, me decidí por una un tanto anaranjada, de BB, que sé, va bastante bien con mi tono de piel. Era algo más subida de lo que pensaba comprar, pero bueno, no me había salido tan cara como las dos últimas adquiridas hacía solo tres días, o la otra de Mercadona,  que compré mientras hacía la compra, y que  por barata,  me había salido cara, pues era de un rojo muy vivo, un rojo sangre, que para nada iba con el tono de mis ganas últimamente. Sabía de sobra que eso de estar al rojo vivo o demasiado viva ya se sabe como te deja la piel…

Cuando llegué a casa cogí un espejo de esos de mano y me fui a la terraza, a la luz natural (los colores cambian mucho según sea la luz, ya se sabe ) para ver qué tal me sentaba: —no sé,  —me dije en voz alta—. Anda que yo, con la maldita crisis   y gastándome una pasta en barras que no me  sirven para nada…   —y fui a por la antigua barra que tenía en la cestita del cuarto de baño.  Sobre mis labios apliqué  la que me acababa de comprar y la cubrí con pequeños toques de mi antigua barra, el resultado fue sorprendente. El efecto conseguido era justo el que quería, algo más vivo, favorecedor, pero sin llegar a pasarme para un diario.  Me probé después las otras barras que tampoco me habían convencido mucho cuando las compré, e hice lo mismo. Esta vez el resultado me hizo sonreír, había descubierto algo muy interesante: utilizando varias barras diferentes , —como si de economía se tratase—, diversificaba el riesgo a equivocarme en la elección del color para cada momento. Además, comprobé también que alternando unas y otras, por un lado evitaba el problema de  que una de las barras se acabase demasiado pronto y por otro, disminuía considerablemente el peligro de acostumbrarse a un solo color  para después acabar aburriéndote.  Aunque bueno, para no pintarlo todo de un tono

labios- barras

 tan práctico, también es verdad que siempre hay una que utilizas más, que te gusta más, que te sienta mejor…

diario tesis – febrero 6

6 Feb

oficio de suicidas

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Encuentro entre los muchos libros que me ha facilitado mi amigo Abelardo Linares, uno de José Luis G. Martín: Treinta años de poesía española, donde apunta un comentario de José Mateos que me llama la atención: “ Hace tiempo que la sinceridad goza de muy mala reputación como valor estético”.  Y a mí, que hoy salgo de trabajar con mordiscos en la lengua para no decir cuatro verdades porque me han dicho que  “no sería correcto”, me derrota pensar que la sinceridad hoy en día y siempre, ha gozado de muy mala reputación como valor estético o cualquier otro valor, por mucho que hipócritamente se diga lo contrario. Pero bueno, después he seguido leyendo y me he animado con sus palabras. Sí, para este oficio lo importante es sentir, claro que… lo raro, por lo arriesgado, es hacerlo. 

“un poema debe transmitir antes que nada sinceridad ……el juego entre el corazón y la inteligencia quede siempre en  tablas. El primero nos da sus alas y la segunda sus pies de plomo” 

José Mateos 

 en voz baja

                 En voz baja escribo para que no se asuste.

                Se muestra ante mí desdibujado y tímido,

               como si de un lánguido sueño despertase.

                       Me excita contemplarlo –él lo sabe– y tirano,

 a duras penas me deja que lo haga.

                       Me incita a desear lo  imposible y me arrastra

                          hasta hundirme en su fango. Lloro, y él se mofa

                  de mí, – bebería de sus labios y a un tiempo

       le arrancaría los ojos– pues el cabrón,

juega insolente a desaparecer  y yo,

                      de un extremo a otro de mí misma  me someto

        a perseguirlo: torturo palabras mientras

me como las uñas de los pies y  al final,

cedida,bajo mis miedos corro a esconderme.

Se detiene entonces y me sonríe,

               por un instante me eleva  haciéndome creer

             que rozo lo imposible  y por temor a que se

           ausente nuevamente, le prometo cumplir

sus condiciones:

                                            –atarme los pies con cinta

             de plomo y  al cuello una cuerda de alas–.

                Y así hago. Sobre la mesa, como en un potro

                medieval, me estiro de tal modo para verle,

                 que mi pensamiento se luxa hasta encontrar

                    el equilibrio entre estas dos fuerzas, besando

                  el oscuro juego al que consciente me someto.

                Y en tablas, mente y corazón, alas de plomo,

una lágrima de sangre me brota viva entre los dedos.

                     Y es en ese instante que pinto mi poema.

 

 

 

            

diario tesis – enero 22

25 Ene

y llueve

lluvia mujerOtra vez la puta lluvia. No la soporto, y menos en Sevilla, que acontece de la misma forma a como sucede todo, exageradamente. Si hace calor, la ciudad parece una plancha en la que todos vamos asándonos lentamente. Si hace frío, este es tan húmedo que hasta los pelos de los turistas chinos parecen pelucas de pelo de coño, y si llueve, las gotas de lluvia de tan gordas, te llegan a mojar hasta las bragas (y no me digáis que soy una ordinaria exagerada porque no hay  sevillano o sevillana que se preste  que no se haya calado alguna vez  hasta ahí, ¿o no?). En fin, yo soy feliz con mis cuarenta graditos a la sombra, el frío me acobarda y la lluvia me cabrea  y lo peor, me deja metidita en casa. Me cuesta tanto trabajo salir a la calle cuando llueve, que si no fuera porque tengo que comer para subsistir, hibernaría como los osos.

Vaya, me he metido en google para ver la diferencia entre  hibernar e invernar,  y me he quedado perpleja, dice:

     “cuando la temperatura atmosférica decrece a un cierto nivel, el individuo se duerme, provocando que la frecuencia cardíaca baje radicalmente, el número de respiraciones se resta… y el animal pareciera que estuviese muerto…la piel resulta fría al tacto, y en algunos casos se puede manipular al individuo incluso con brusquedad…la hibernación o sueño de invierno es… algo más que un profundo sueño.”    wikipedia

     joder, por lo visto  “…cuando la temperatura decrece…el animal pareciera que estuviese muerto…se puede manipular…”  ¿tanto sucede cuando uno  no siente calor? Está claro entonces, se ve lógico pues, que cada uno busque calentarse como pueda. Sí, vale, pero…después de darle vueltas al asunto, solo una advertencia para la gente que necesita  el sol tanto como yo: tened mucho cuidado con las alternativas que se os presenten para conseguir ese calor porque, como dice Ray Bradbury en su  epílogo a “El Mago de Oz” de L. Frank Baun, –“la gente que ama los veranos resulta un bocado exquisito para las serpientes de invierno”–.  Así que, pues eso.

 

diario tesis – enero 4

4 Ene

maneras de estar solo

Ayer vino a verme un amigo de Madrid, hacía tiempo que  no lo  veía. Entre otras cosas, me dijo que se  sentía melancólico sin saber por qué, que quizá fuera porque sus hijos ya se habían ido y… bueno. Mirándolo a los ojos  y sorprendida de no reconocerlo del todo,  le contesté: –pues no sé, pero estás guapo. Y como es un  romántico de esos que no sabe que lo es, me dijo: –no creo. Será esa belleza que da la nostalgia… Me acordé de unos versos leídos esa misma tarde y pensé de cuántas formas se puede estar solo.

Lo que  tampoco sabe, y yo no le dije porque cada uno es cada uno, es que a veces y  sin apenas darnos cuenta,  al corazón se le rompe un cachito  entre tanta acompañada soledad.

Mir ist uweilen so, als ob

das Herz in mir zerbrach.

Ich habe manchmal Heimweh

Ich weiß nur nicht, wonach. 

                                                                   Mascha Kaléko

                              (Ocurre a veces que me siento /como si el corazón se me rompiera. /Tengo nostalgia algunas veces /y yo no sé de qué.)

 Tres maneras de estar sola. Mascha Kaléko ( Traducción de Inmaculada Moreno). Renacimiento.

la foto

                                                          

 

diario tesis – noviembre 1

2 Nov

por santa maría la blanca

Esta mañana, día de Todos los Santos, he ido a ver a una amiga que acaba de tener una niña. Preciosas estaban las dos, olían a ternura de tal manera que de ella se me ha quedado impregnada la emoción. Bajando por la calle de  Santa María la Blanca, he visto abierta la iglesia que lleva el mismo nombre, para mí, la iglesia más bonita de Sevilla. He entrado, había misa de una, y el ronroneo de los rezos me ha transportado a hace muchos años: mantenía en brazos a mi niña. ¡Dios! (con mayúscula porque va después de punto), cómo siento esa azucarada sensación de plenitud agarrada a mis tripas. Es, como un suave mordisco de dulce de leche cada vez que pienso en ella. Pero ahora en esta iglesia, esa sensación me ha regurgitado en la garganta casi sin dejarme respirar. Es ayer. Me he arrodillado, he querido rezar, pedirle a la Virgen por mi hija, que por favor… pero mi jodido agnosticismo solo me ha permitido admirarme de la belleza de esa estatua y envidiar a los que participaban de la celebración. Si por lo menos pudiera creer y negar…