Ando. En esos días que necesito estirar las ideas porque parece que se me quedan anquilosadas, ando. Ando porque además, si todo lo que me pasa por la cabeza tuviera que digerirlo en la bañera, seguro que acabaría como una sirena, es decir, con el cerebro de un pez. Que tampoco está tan mal cuando se trata de no tener memoria.
cuándo, el olvido
Pasaste por delante de mi coche
apenas fuiste un trueno
(ni superman iría tan rápido),
cómo pasan los años.
Pasaste por delante de mi calle,
cogido de tu mano un niño
(balón y los zapatos sin cordones)
inconfundible tuyo.
Pasó el tiempo y apenas fui consciente,
los años pasaron al galope de
caballos pura sangre. Tan rápidos
pasaron los días y los meses y
los años, que sigo preguntándome
por qué tan lento entonces el olvido
y a dónde he de mirar, para no recordarte.

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