Sí, tengo que pedir disculpas. Disculpas por la extensión y densidad de las últimas entradas. He sido bastante pesada, mi hija me lo había comentado hace unas semanas, pues dice que entradas tan largas no son propias de un blog como este y creo que tiene razón. Y ya, pero… ¿qué coño es un blog? Bueno, por el momento, para no extenderme (jeje), me quedo con que un blog es lo que a cada uno le dé la gana, que pienso, es lo más acertado.
Mi intención era revestir con cierto fundamento y literatura lo que quería decir, por miedo a herir la sensibilidad de algunos de los que pudieran leerme. Acostumbro a escribir de un modo más directo, como vomitonas, al estilo de mis “volltreffers”, que es como llamé a mis primeros poemas. Pero erróneamente, he intentado hacer (y siento que suene pedante citar a este escritor pero me viene al pelo), lo que dice Ángel Vázquez, salvo que al contrario, cito: “Intentaré mostrarme lo menos natural posible con el único fin de parecer un poco sincero”, y el resultado ha sido que con el fin de no parecer tan sincera o directa, me he mostrado mucho menos natural de lo que soy, apartándome de la intención original de este blog: escribir los pensamientos que en la bañera se me agolpan en el estómago, y que sin digerir, vomito en forma de imágenes escritas. Ya sean para aclarar mis ideas o simplemente porque me divierte.
Y resulta que os estoy aburriendo, o lo que es peor, me estoy aburriendo yo también. Así que después de las observaciones de mi hija (a la que ya es hora de agradecerle que me ayudara a abrir este blog, su apoyo y sus cariñosas críticas), y de darle vueltas al tema durante varios días, me disculpo. Y, gracias gordita.
Pero solo una cosa: si a partir de hoy alguien siente herida su sensibilidad por lo que escribo o por mi forma de hacerlo, que por favor no me escriba a mi correo particular como hasta ahora, sino al blog, para que todo el mundo pueda dar su opinión, es más divertido. O si no, que no me lea. Vale? pues eso.
Vaya, así que ahora ya no podré disfrutar del placer de una lectura más extensa, más adornada que menos, e igualmente interesante… Bueno, a mí me ha encantado todo lo que has escrito hasta ahora, y no me ha parecido nada aburrido. En cualquier caso, imagino que somos como nuestra memoria en ese quimérico mundo de cambios constantes: inciertos y sorprendentes. Be yourself, always.
Lo seré, inevitablemente,siempre.Gracias.Este que subo hoy podría ser quizá el que más…podrías haberlo escrito tú. Ya verás. Por nuestra amistad!
Buena cita de Ángel Vázquez. Y estas reflexiones no tienen nada de aburridas…
Qué valioso tu comentario, a veces pienso si no andaré perdida por ahí en un autobús completamente sola, no es que me importe, pero reconforta compartir…gracias otra vez.
Compartir es la clave de una existencia humana en la que nadie es una isla, como decía John Donne («No man is an island»). Y en el autobús de la vida nunca estamos solos, o no del todo. Estamos unidos por no saber completamente adónde se dirige, hacia qué ignoto destino se encamina. Me gusta haberte encontrado en este autobús en el que los pasajeros, por esa extraña alquimia del lenguaje escrito, nos metamorfoseamos en palabras. Gracias a ti por compartir. Y a la rubita por compartirte con la ingente generosidad que la caracteriza.
Uf! cómo me alegro que estemos en el mismo autobús. Compartir nuevas rutas, investigar antiguas, saborear el vértigo, el miedo a despeñarse en esas curvas tan cerradas…. y encontrarme en una de ellas a la rubita, eso ha sido lo mejor. Lo comprendes, verdad?
Lo comprendo perfectamente, cómo no…